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Una tierra y una bodega que flipas

Dominando el pequeño pueblo de Aniñón y a la altura de su maravillosa iglesia mudéjar, se encuentra la Bodega Niño Jesús donde se elabora Flipas Garnacha.

Creada en cooperativa en el año 1978 y adherida a la Denominación de Origen Calatayud, la bodega cuenta con viñedos a una altitud de entre 650 y 1000 metros  y una elevada proporción de viñas viejas de garnacha, así como de su principal variedad blanca, la macabeo. 

Manuel, Carlos y Antonio son algunos de los nombres de los 180 viticultores de Aniñón que trabajan las viñas de donde nace Flipas Garnacha. Sus caras, sus rasgos, su mirada desvelan enseguida que estás ante gente noble, con la sencillez como base de su sabiduría. En sus manos se resume una vida erosionada por el campo y el tiempo.

Antonio es de los que le gusta usar sus viejas tijeras; hacen ruido y le permiten llevar el ritmo mientras recolecta las 2.300 cepas de vaso que tiene en el paraje de Carracervera. Es trabajo y dedicación, pues como él dice “la tierra te devuelve aquello que le das”.

Sus historias, la de la bodega y las familias que hay detrás, son también las de Flipas Garnacha. Porque bajo este vino disfrutón que nos traslada a esos años 80 y 90, hay también un patrimonio cultural y humano, donde la tierra lo es todo y la garnacha una forma de vida.