¿Sabías que las vides de Flipas Garnacha están a más de 1.000 metros de altura? En esa región aragonesa lo llaman viñedo extremo, no sólo por ser un territorio montañoso de difícil acceso, sino por los contrastes de temperatura y la baja precipitación, donde la vid demuestra su espíritu de supervivencia.
De viaje entre Madrid y Zaragoza, a la altura de Calatayud y hasta El Frasno, la autovía discurre por un territorio escarpado donde las vides crecen en pequeñas parcelas diseminadas en las pendientes de las montañas.
Un paisaje dominado por la imponente Sierra de Armantes y un poco más allá la de la Virgen, menos agreste, pero igual de cautivadora. A sus pies, la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo sobresale en el paisaje y señaliza a lo lejos la ubicación de Aniñón. Desde el pueblo y hasta las laderas de la sierra -que supera los 1400 metros de altura- crecen las viñas de Flipas Garnacha. Un territorio duro, de suelos sueltos y pedregosos al límite de cultivo donde se hace imprescindible el trabajo manual en el cuidado y recolección de la uva.


Dominando el pueblo de Aniñón y a la altura de su maravillosa iglesia mudéjar, está la Bodega Niño Jesús donde se elabora Flipas Garnacha. Creada en cooperativa en el año 1978 y adherida a la Denominación de Origen Calatayud, la bodega cuenta con viñedos a una altitud de entre 650 y 1000 metros y una elevada proporción de viñas viejas de garnacha, así como de su principal variedad blanca: la Macabeo.
La orografía, los suelos, la temperatura y la tradición forjan un territorio duro pero amable, donde la garnacha tinta es patrimonio y sus vinos la mejor expresión de su carácter.